Y seguimos pidiendo la palabra: LA SANGRE AGOLPADA
Y mi sangre agolpada contra la noche,
donde un mar de estrellas circula por la piel,
un recuerdo lejano que se acerca a la luz,
—aparecen de súbito los instantes—,
como ese dulce trueno que viene en la caricia
y todo se humedece,
ese dibujo que recorre el cuello y los hombros,
que despierta el olor del pecho en otra galaxia,
en el punto más alto de tu grito,
un grito que estremece lo que toca,
transforma la sangre agolpada en el fuego de la tierra.
Entonces todo tiembla y se mueve la luna,
para saciar su sed de plata,
en esos labios húmedos y enardecidos.