Y seguimos pidiendo la palabra: ODIO MANEJAR
Odio los carros.
Ya no puedo correr.
No quiero manejar,
ni seguir con este entumecimiento del lóbulo frontal,
esperando a que las cosas se rompan
No estoy despierto
para trabajar Y pensar que pienso que algo sostiene
lo que va cayendo.
Ya no veo su mano.
Patentes dolores lumbares estremecen
la oscuridad hasta que amanece
y así me voy y regreso para buscar lo que queda
No puedo curar la velocidad
la culpa que me atormenta.
¿Qué es?
No lo sabe, y creí que sí.
Y si no, y yo no sé:
el silencio que se quema.