Y seguimos pidiendo la palabra: PIERNAS
I
Marfil oscuro, limpio de toda culpa, te imploro, y te deseo. Busco a lengua ciega tu tacto incendiario. Ideografía de mis sueños. La orfandad de mis preocupaciones se hallan ausente, entre tus piernas me refugio de la tormenta, del racimos de daños, de errores malnacidos. De noches en vela acusadas por pesadillas, de días mugrosos señalados con el dedo de la rutina. Marfil oscuro. Tus piernas al asfixiarme, me han salvado.
II
Malogro este verso, del irrepetible instante en que la luz mostró tus piernas a través del vestido, dejando boquiabierto los pulsos de mi razón. Escritura en pugna.