La perla gigante de La Paz
De las profundidades de la Bahía de La Paz, buzos que laboraban en la empresa Armadora Ruffo y Gozález, S.A., extrajeron una ostra que en su interior poseía una enorme perla del tamaño de un limón, la perla fue bautizada como La Perla de La Paz.
La peculiar perla fue pulida y nombrada Carmenaida, en honor a Carmen y Adeida Ruffo Santacruz, hijas del propietario del buque.
La belleza estuvo en exhibición en aparadores de la tienda La Perla de la Paz a la vista de todos, posteriormente, fue trasladada a San Francisco, California por Don Antonio Ruffo, quien era amigo del representante del Reino Unido en México y Estados Unidos, Sir Anthony Fein.
Impactado por el gran tamaño de la perla, Sir Fein propuso comprar la aclamada belleza proveniente de las playas sudcalfornias, pero Don Ruffo se negó. Pero al final se empeñó en regalarla al Rey Ingles a través de Fein.
La perla fue colocada en la parte frontal de la corona inglesa y a su alrededor colocaron 14 diamantes en forma de lágrima. Desde entonces la perla ha sido lucida en la corona por Eduardo VII, Rey Jorge V, Eduardo VIII, Jorge VI y la Reina Elizabeth.