Cultura empresarial: COO-PETENCIA: COOPERACIÓN + COMPETENCIA
Los matemáticos que en la década de los cuarentas dieron forma a la Teoría de los Juegos, jamás llegaron a imaginar que tendría tantas aplicaciones en nuestra vida cotidiana y mucho menos que pudiera ser la base teórica de una componente fundamental de la forma de vivir y de pensar que viniera a caracterizar una nueva época para la humanidad.
En los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, nuestro modelo de vida estuvo influenciado por un pensamiento bélico; por ejemplo en el ámbito de los negocios era común escuchar: ¡Hay que aplastar a la competencia!, o bien consignas como:¡Vencer o morir! El paradigma inherente a estas expresiones se define por un modeloganador-perdedor, o juego de suma cero: es la guerra o la paz. La mayoría de nuestros juegos llevan a que al final se tenga un ganador y como consecuencia un perdedor. Así también en nuestras organizaciones públicas, un buen número de funcionarios y directivos son caracterizados por el uso muy especial de la prepotencia para hacer sentir a todos perdedores y ellos sentirse ganadores. Las consecuencias que este modelo trae, son las que le ha tocado vivir a nuestra generación y nuestra vida diaria está llena de sus ejemplos.
El modelo ganador-perdedor privilegia el desarrollo individual sobre la eficiencia organizacional. Hay muchos individuos dentro de la organización que están a la búsqueda de ser el “número uno”, presas de ansiedad por obtener su “porción del pastel”. Un ingrediente fundamental para ello es la desinformación y la poca capacidad para contar con información oportuna y de calidad, lo que provoca una “batalla campal de todos contra todos”, y que los medios informales como la difamación, el rumor y el chisme sean el principal medio para comunicarse dentro de la organización. El directivo enfoca su trabajo a “apagar fuegos” y su principal tarea es atender la crisis diaria. Resulta grave para la colectividad que bajo este modelo de administración, nuestras organizaciones públicas estén cada vez más fragmentadas y se preocupen más por simular que por cumplir con su misión, y peor aún, que grupos privilegiados o “dinosaurios” se apoderen de instituciones cuya misión es favorecer a la sociedad en su conjunto.
La profunda Revolución Científica-Tecnológica que vivimos en las década de los ochentas y los noventas, trajo consigo consecuencias muy favorables para la humanidad y en especial para el desarrollo de nuestras instituciones públicas, que tienen una nueva oportunidad de sobrevivir; esto en la medida que se logren entender y aplicar los modelos que este trascendental cambio originó.
Una de las características más relevantes del paradigma que identifica a esta nueva época es el trabajo de complementadores, basado en el principio de una mentalidad de abundancia. En esta forma de pensar el triunfo de una persona no significa la derrota de otra, se trata de hacer más grande “el pastel”, en vez de pelearnos por un pedazo de él, o bien destruirlo antes que dejarle un segmento al contrincante. El nuevo modelo requiere que uno tiene que competir y cooperar al mismo tiempo, como individuo u organización, y en vez de separar estas dos acciones como si fueran antagónicas, hay que sumarlas a partir de una dinámica positiva, actividad que ya se identifica con el termino: Coo-petencia; o bien, dicho en el contexto de la teoría de juegos: un modelo ganador-ganador, o juego de suma positiva. Los jugadores en este juego son: los clientes y los proveedores en un eje vertical, los competidores y los complementadores en el eje horizontal y en el centro u origen está la empresa u organización pública, según se trate.
Esta actitud y forma de pensar construye relaciones interpersonales de la forma ganar-ganar, o dicho en lenguaje coloquial “el éxito de los demás no impide el mío”. Gracias a este paradigma disfrutamos juegos interactivos en los cuales todos ganan, a su propio ritmo, y así, en nuestras instituciones se evidencia el deseo de la colectividad de involucrarse en la misión organizacional, lo cual es posible gracias a la nueva tecnología que nos permite tomar decisiones apoyados en grandes volúmenes de información expedita y veraz.
Así, la Coo-petencia representa esa nueva esperanza para la existencia de nuestras instituciones públicas. Los directivos que adoptan este modelo son personas que fundamentan su éxito en el triunfo de los demás y en el logro de los objetivos y metas institucionales, y ven que la riqueza de nuestras organizaciones está precisamente en las diferencias de sus integrantes. La unidad es definida no como similitud, sino como suma o unión complementaria. Esta mentalidad de abundancia lleva a no buscar la satisfacción personal del vencer o acabar a los demás, ya que la seguridad viene de dentro y no de la opinión de otros, pues ya que su fuerza o liderazgo no les llega por “dedazo”, no dependen de lo que pueda ocurrir a esas fuentes de seguridad y poder. La Coo-petencia viene a dar como resultado un interesante reto filosófico también expuesto por algunos matemáticos hace ya algunos siglos, reflejado por el hecho de que “la suma de las partes es mayor que el todo”, ya que en la suma de complementadores todos ganan, tanto en lo individual como en lo colectivo.