EL HOMBRE DE LAS MANOS DE NUBE IX
IX
Y como uno es árbol
que lo maltrate el invierno
que lo ciñen de nombres los enamorados
en la piel vetusta
y dé cobijo a críos llorones de tildíos
refugio a mariposas bailarinas
sombra a la sombra de otra sombra.
Desnudo manso y bueno
incontrolable y turbulento
empeñado a permanecer de pie
a pesar de mil batallas,
otros cables se enredan en las ramas
hablan de proezas
de horas y días bien vividos.
¿Desdichas?
No jamás.
La luz truncada en las hojas cristalinas
finge veranos ya extintos.
¡Patrañas!
Nada es lo que parece
ni mis ojos enrojecen ni lloran lontananza.
Llegué y pedí y recibí lo que me hiciste creer.
Oh suspiros
cascadas de infancia que empañan
las noches con mi angustia.
Bien me lo dijiste
no soy nada
ni desbordo alegrías.
¡Qué ñonga más pirata!
Fuiste el refugio de un sueño absurdo
sentí la sed crucificada de tus labios
te sorprendí ahí
inconmovible
bajo la sombra que ignoraba tu presencia
eras el espacio borroso del espectro
y así se agitó
dentro
muy
muy
dentro de ti
en falsos destellos quejumbrosos
abriendo paso a las pisadas de tus hijos...