EL HOMBRE DE LAS MANOS DE NUBE VII
VII
Sígueme la pista
he de perderte
en tu iris.
Dormirás afiebrado
detrás de la cámara temblando;
un campanario a la distancia
toca a muerto.
¡Dios existe!
Hoy se ha introducido al tambor de cuero
he sentido su golpeteo dentro de mi pecho
su tam tam llenándome los oídos.
Dos ángeles
guardan mi pulso boca arriba
altivos
vienen a pelarle los dientes
a la calaca fría.
–¡Lloremos de felicidad un rato!