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Homenaje a Sor Juana Inés de la Cruz: El bien y el mal en los sonetos de Amor y discreción de Sor Juana

Escrito por Esteban Beltrán Cota en Domingo, 01 Noviembre 2015. Publicado en Literatura, Poesía

Hay muchas cosas que se pueden y deben decir sobre Sor Juana, ya se nos han adelantado mentes brillantes de la literatura y la lingüística mexicana, estudiosos, que han hecho atinados comentarios, como: Javier Villaurrutia, Abreu Gómez, Méndez Plancarte, Dolores Bravo, Margo Glantz, Sergio Fernández, Sabat de Rivers, Sara poot-Herrera, Rocío Olivares, Susana Arroyo,  Juan López Chávez, Marina Arjona y, por supuesto Octavio Paz, por mencionar algunos de los más destacados.

Sin embargo, una mujer tan brillante, en el mundo de la literatura española del siglo XVII que ha trascendido, por tanto a su tiempo, merece, aún, más horas de estudio.

Menciona Paz, en su libro Las trampas de la fe que Sor Juana nunca pretendió establecer un orden temático en su poesía, incluso, ni siquiera cronológico, y, considerando que en este libro se hizo una recopilación de todas las investigaciones que se habían hecho sobre la monja, nos da la certeza de que fue así

Efectivamente, al leer Inundación castálida (editada en Madrid en 1689) pude comprobar que se agruparon los sonetos, como los villancicos, las endechas etcétera sin ninguna otra intención más que la de establecer los bloques por subgéneros o géneros. Cabe mencionar que fue la Condesa de Paredes o Condesa de la Laguna ex virreina de la Nueva España, protectora de Sor Juana y, sin ninguna duda, su mejor amiga, su alter ego, la que se ocupó de que se publicaran en España los dos primeros tomos de la Obra de la monja Jerónima (el ya mencionado y el Segvndo volvmen de las obras  de soror Jvana Inés de la Crvz, Monja profesa en el monasterio del señor San Gerónimo de la ciudad de México en 1691).

Quien se ocupó de dar un orden temático y hasta donde pudo cronológico fue Méndez Plancarte durante la primera mitad del siglo pasado cuando organizó la edición de las Obras Completas de Sor Juana del Fondo de Cultura Económica que apareció en 1951

Hice esta remembranza para ubicar los sonetos de “Amor y discreción”  en el tomo I, lírica personal de la mencionada edición del F. C. E. pues me ocupé de realizar un estudio semántico y léxico de los 21 sonetos que aparecen agrupados con ese nombre, es importante aclarar que en la edición son 22 los sonetos considerados, pues uno de ellos lo hizo otra persona en respuesta a uno de nuestra poetisa.

En estos sonetos, polémicos puesto que algunos estudiosos han intentado escudriñar en ellos con el fin de determinar si había alguna preferencia sexual de parte de Sor Juana hacia Lysi (la Condesa de Paredes) que se pudiera encontrar en un texto, sostengo con firmeza que si ese hubiera sido el caso queda fuera del texto, que es el sujeto a análisis, además revisé las licencias que aparecen en la edición de 1689, que se encuentran en el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional y tengan la seguridad que si hubiera habido la más mínima sospecha de que en alguno de los versos se insinuara algún tipo de relación sexual no autorizada por la Santa Inquisición los revisores de los libros no hubieran autorizado la publicación.

Encontré luego del recuento léxico que aparecía casi igual número de veces la palabra bien (6) y la palabra mal (5), este hallazgo sería escandaloso si Sor Juana hubiera preparado la edición y si ella hubiera organizado los sonetos por tema, ya que estaríamos ante un trabajo que tendría la intención, tal vez de considerar la polaridad en equilibrio en el ser humano, dicho de otra manera de que todos podemos ser buenos y malos y de que no hay alguien que sea bueno siempre o malo siempre, sino que se es de una forma o de otra según la circunstancia, pero esto no lo hace Sor Juana, lo hace el editor del siglo XX y sin intención alguna.

En el estudio Léxico y motivos en los sonetos de Amor y discreción de Sor Juana entre otras cosas encontramos  que las palabras bien y mal no eran en la mayoría de los casos sustantivos, por lo que como palabras plenas (palabras con significación, independientemente del contexto) no tienen un efecto fundamental para ser consideradas importantes en la moralidad de los sonetos, por ejemplo:

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,

Como en tu rostro y tus acciones vía

Que con palabras no te persuadía,

Que el corazón me vieses deseaba;

(De la Cruz, Lírica personal:287)

La palabra bien está sustituyendo al nombre, hombre o mujer, a quien se dirige el soneto

A continuación pondré un ejemplo con la palabra mal

a la esperanza dar ni aun leve entrada:

pues cediendo a la suya mi alegría,

por no llegarla a ver mal empleada,

aun pienso que sintiera verla mía.

(De la Cruz, Lírica personal:295)

El empleo de mal es semejante al de bien, sigue siendo trivial, sin sentido ético[1], sólo que en estos tres sonetos cumple la función de adjetivo, su lugar es fundamental para dar contundencia a los verbos.

No hay, por tanto, ninguna extravagancia en el empleo de los términos bien y mal, sin embargo, si quiero hacer incapié que cada una de las palabras que aparecen en los sonetos responden al valor estético, a la imagen plástica que proyecta, a la música que se orquesta en combinación con las otras palabras y el contenido que es fundamental para que Sor Juana construya ese manifiesto revolucionario en cada argumento que componen sus textos. La retórica y la moda en el empleo del lenguaje, oscuro y enigmático, que caracterizaron a la literatura y arte barroco, permitieron a Sor Juana decir y criticar a la sociedad de su tiempo salvando durante casi toda su vida (con el apoyo de protectores) su integridad física y mental ante el yugo de una sociedad machista en todos los ámbitos.

 

 

 

 

Bibliografía

  • Alatorre, Antonio. Sor Juana a través de los siglos. México: El Colegio de México - El Colegio Nacional - UNAM, 2007.
  • Beltrán Cota, Esteban. Léxico y motivos en los sonetos de Amor y discreción de Sor Juana. México. Facultad de Filosofía y Letras. 1985. Tesis de licenciatura se encuentra en la Biblioteca Leopoldo Ramos de la Facultad de Filosofía y Letras de Ciudad Universitaria y en la Biblioteca Central de la UNAM.
  • De la Cruz, Juana, Sor. Inundación castálida de Soror Juana Inés de la Cruz, religiosa professa en el monasterio de San Gerónimo de la Imperial Ciudad de México. Madrid. Editada por Juan García Infanzón. 1689.
  • De la Cruz, Juana, Sor. Lírica personal. México. Edición de Alfonso Méndez Plancarte, Fondo de Cultura Económica, 1955. Tomo I
  • Paz, OctavioSor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe. México: Fondo de Cultura Económica, 1982.
  • Perelmuter, Rosa. Los límites de la femineidad en sor Juana Inés de la Cruz. Madrid: Iberoamericana , 2004.
  • Poot Herrera, Sara. Y diversa de mí misma entre vuestras plumas ando: Homenaje Internacional a Sor Juana Inés de la Cruz. México: El Colegio de México, 1993.
  • Salazar Mallén, Rubén. Apuntes para una biografía de Sor Juana Inés de la Cruz. México: UNAM, 1978.


[1]La insistencia de marcar que no existe empleo en el sentido ético se da porque habíamos planteado la hipótesis de que había un manejo de estos lexemas a propósito para marcar el equilibrio entre bien y mal, moralmente hablando.

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