Mitos, cuentos y leyendas Sudcalifornias: LOS FANTASMAS DEL SANTUARIO
Corría el año de 1980, la población de la ciudad de La Paz rondaba los 130,000 habitantes, era un lugar tranquilo, la gente se saludaba en las calles pues la mayoría se conocía entre sí, y todo era muy pacífico. Debido al crecimiento de la población se fueron habitando varios lotes de terreno, sobre todo cerca del mar, donde se estableció la colonia que hoy se conoce como El Manglito; la ciudad estaba ya más urbanizada, sin embargo las distancias eran muy largas.
Una familia muy humilde y de muy buenas costumbres, que vivía sobre la calle topete, tenían una hija que estudiaba en la Escuela secundaria que ahora conocemos como “La Eti”—segunda secundaria que se fundó en La Paz—, ubicada actualmente sobre la calle 5 de Mayo e Isabel la Católica, esta joven tomaba el turno de la tarde para poder ayudarle a su madre en los quehaceres de la casa, así que terminando las clases se iba de regreso a su casa caminando, ya que no tenían carro para ir por ella.
Es así que un día como cualquier otro, no esperó el transporte y decidió irse caminando de regreso a su casa; el recorrido tardaba más de dos horas, tiempo en el que tomaba el camino que pasaba por el Santuario de aquella época, ya no muy lejos de su casa la tomó la noche, ya las calles estaban solas, y al ir caminando cerca de la Iglesia se llevó la sorpresa de encontrarse con un grupo de personas, todas ensangrentadas, desgarradas, gritándole que los ayudara; la joven no se explicaba, si eran reales o no, de dónde venían o qué intentaban hacerle, por lo que al ser acorralada no tuvo más que arrodillarse y pedir a Dios que la protegiera, por lo que en cuestión de minutos estas personas desaparecieron del lugar, dejando a la joven sola, en medio de la calle. Cuando la chica se percató de lo sucedido, con el corazón latiendo a ritmo acelerado, salió corriendo hacia su casa dejando sus cosas tiradas sobre la calle, corrió y corrió sin parar hasta llegar a su casa, donde le platicó lo sucedido a sus familiares, quienes preocupados por lo sucedido, decidieron llevar a la joven al día siguiente con el párroco de la iglesia para que la cubriera con agua bendita y los aconsejara. Estando en la iglesia, el párroco sacándolos de la duda, les comentó que las personas que había visto, eran los fallecidos del huracán Liza, que pedían ayuda porque sus almas aún no encontraban paz y además de esto, que la joven no había sido la única que los había visto, sino que varias personas que hacían rondas en la noche se habían encontrado con esta desagradable sorpresa, y que aún se cuenta que son varios los espíritus que rondan, por puntos de la ciudad de La Paz, pidiendo ayuda a los habitantes del lugar. Así que cuídate de no caminar solo por las calles de la ciudad, no queremos que te encuentres con alguno de estos espíritus.