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Tal vez un himno IX

Escrito por Rubén Manuel Rivera Calderón en Sábado, 16 Agosto 2014. Publicado en Literatura, Poesía

Debo ser acaso un idiota muy valiente para atreverme a castigarte. Entonces

me extiendes tu mano de trébol con cinco hojas y te llevo al parque. Tu castigo

será escuchar una vez más esos poemas inútiles y saborear a fuerzas tu nieve

de vainilla; lo que algún día recordarás, sólo por la magia que ejerce en la

memoria subirse después a los columpios.

Debo ser acaso un valiente muy idiota: jamás me atrevería a castigarte.

Después de tomar tu mano, un brinco tuyo basta para que se vuelvan nubes

nuestros pies. Esa predilección por las alturas, tu sonrisa de alas abiertas, mi

vértigo, el cielo ahuecándose en tu frente… ¡Es mi hija!, grito y te aprieto. Pero

en mis brazos, colgados del aire, nada más queda el semicírculo vacío, el tubo

de la ola interrogante.

 

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