Tal vez un himno VI
Mientras tu madre cocina, le digo que te quiero y que la quiero. Ella voltea y me
lanza una gigantesca ola por encima del hombro. Me levanto, lavo algunos
platos. En el vórtice del lavabo se confunden los besos que no te hemos dado,
con restos de comida, grasa y jabón. Sin embargo, no lloras. Te ríes de una
mosca y reímos todos. Pero en el fondo de la casa, del te quiero y de la mosca
hay algo de hueco que nos aprieta la panza, mientras tú lloras de nuevo.