Tal vez un himno X
Para abrazar una nube, como tú, se ocupa una mirada muy suelta, llena de
alas. Una brisa favorable, luminosa y dulce, con la sinceridad de una mañana
en gajos. No es necesario saber volar, basta con llevar un gorrión en el hombro
que conozca más de besos, que del hambre y no se enamore. Si traes,
además, un gato en una bolsa es mucho mejor. Él te ayudará a educar al
gorrión, si sabes ser paciente: ambos conocen, de las azoteas, sus manías
voyeristas solitarias. Para abrazar una nube se ocupa, también, la bolsa. Algo
que contuvo a un gato podrá retener la tristeza fugitiva de una nube. Pero lo
mejor es no hacerse ilusiones: para abrazar una nube, Lucía, se necesita otra.