Torera de las aguas V
V
Abandoné mis manos a la suerte que les depara tu cuerpo:
el mar es un destino,
ocasionalmente un beso.
Con los ojos llenos de distancia,
como si no supieras construir castillos en la arena
o jugar con tu pelota de sol,
sacaste las palabras de lo hondo.
Y el sol, hecho trenza,
quebró con su grito tu cintura.