EL DEDO EN LA LLAGA V
A Remedios Varo
Que despertó en mi mundo una mañana.
Desperté desconectada del mundo, en una casa donde no vivo, apretujada entre sábanas aromáticas y ositos de terciopelo; entraba una intensa luz por los vitrales a la recámara. Había maravillosas gotitas de agua en el rosal de una ventana. También una taza de té tibio sobre el buró, que la señora de la casa preparó para mí. Veo un par de sandalias afelpadas junto a la cama. Varias fotos de una adolescente en las paredes y sobre la cómoda, junto a una cajita musical donde una diva baila El lago de los cisnes. Justo en la jamba de la puerta la sombra enredada de un hombre maduro repite sin sentido que todo es mío y que me llamo Mariana.