A mi introvertido yo
Soy quien por efectos de la narración llamaremos personaje, quien se encuentra caminando o sentado, al que un rostro puede ser colocado sólo por la imaginación de quién lee.
Soy esa clase de persona que en una conversación suele permanecer en silencio, de las que asiente con la cabeza al recibir el paso o algún cumplido. Soy de los que caminan callados mirando el entorno con ojos de halcón, sin perder detalle.
También soy de los que nunca niegan un saludo, ya sea por obligación o por educación, quizá sea uno de los pocos contactos que tengo con el mundo externo.
Soy de los que se preguntan en silencio ¿Cómo pueden las personas extrovertidas disfrutar del mundo con tal libertad, mientras yo me ahogo en gritos mentales?
Soy de aquellos que siguen las normas para evitar confrontaciones, de esos impotentes que no alzan la voz cuando algo malo está sucediendo. Héroe en pensamientos que no harán un solo movimiento.
Soy de los que las emociones los arrasan y dejan en el suelo, suplicando neutralidad o algún consuelo.
Soy de esos que viven mundos extraordinarios y al terminar cierro el libro o despierto. Pero sobre todo soy de esos que suspiran en vano, sonriendo o llorando.
Una resignación después de todo, pues aunque hoy hable a través de estas palabras, no dejaré de ser llamado un ser ‘introvertido’.