Diálogos en pareja: ciclos vs rutina
Desde edad muy temprana aprendemos que existen ciertas rutinas que debemos seguir: la hora de dormir, la hora de despertar, a qué hora comer y cuándo divertirse, incluso algunos se atreven a decir que existe una hora para el amor. Sin embargo, en éste punto nada está dicho o hecho y es por eso que en ésta ocasión hablaremos del famoso refrán: “la rutina mata el amor…”
Para poder desarrollarse, el ser humano ha acudido a diversos métodos de enseñanza-aprendizaje, pero ninguno será más natural y complejo como ese instinto que nos obliga a experimentar y buscar nuevas emociones.
Para explicarnos un poco más acudiremos a Piaget; en su teoría del desarrollo cognitivo explica que el ser humano pasaba por diversas etapas para poder desarrollarse:
En su primera etapa Piaget decía que la asimilación consiste en cómo los seres humanos perciben y se adaptan a la nueva información. ¿Recuerdas la primera vez que viste a esa persona especial? Desde el momento en que esa persona llamó tu atención comenzaste a asimilar su presencia en tu realidad.
Por otro lado, está el proceso de acomodación, consiste en cómo el individuo toma la nueva información del entorno y altera sus esquemas preexistentes con el fin de adecuar la nueva información. En el caso de las relaciones amorosas se trata de ese momento en que imaginabas a esa persona a todo momento aunque no estuviera a nuestro lado, es decir, acomodaste su persona como nueva información en tu día a día.
En una segunda etapa el ser humano comienza a construir progresivamente el conocimiento y la comprensión del mundo mediante la coordinación de experiencias: la época de las primeras citas y las primeras impresiones, es ese momento en el que se van conociendo mutuamente, aprendiendo sobre sus gustos y placeres. Hasta el punto en que llegamos a comprender que aunque esa persona no está presente está ahí para nosotros, es esa etapa en que damos significado a las acciones del otro, la tan famosa “luna de miel”.
Por tercera etapa encontramos el uso adecuado de la lógica. Incluso en el amor existe un momento de lógica, es esa etapa en el que comienzan a ponerse "serias", las peleas de pareja pasan a ser solucionadas mediante la razón y se dejan de lado el dramatismo y la sobreactuación (Bueno...en algunos casos, porque no siempre es así, pero si han llegado a este punto de buscar soluciones ¡los felicito!)
Por último está la etapa de las "operaciones formales": el ser humano es capaz de llevar un pensamiento deductivo avanzado, pero hablando de parejas es en ésta etapa en que uno plantea una posibilidad a futuro de forma lógica, por ello el sentimiento se refuerza y el proceso amoroso se prolonga. (En pocas palabras es cuando deciden formalizar, pasar al siguiente nivel y en este punto todo vuelve al inicio: asimilar las nuevas circunstancias, emociones, entre otros.)
Como podrás darte cuenta el ser humano necesita de repetidos procesos para continuar con su crecimiento en la vida, ciclos interminables que mantienen al ser humano en movimiento. Es verdad que a veces para continuar se necesita de algún estimulo o refuerzo (De ahí la necesidad de los detalles: chocolates, cartas, flores, mimos, etc.), en especial si se trata del laborioso y extraordinario proceso de amar, pues se trata de una lista de experiencias tan vasta y diversa que no sabemos si vamos en la dirección correcta o nos hemos equivocado.
Recuerda que una relación sobrevive gracias al factor sorpresa y a la presencia de ambos individuos, ser y estar en el momento (ojo a esos adictos a los celulares) pues es un aprendizaje constante de la persona que está a tu lado y como dicen por ahí "jamás terminas de conocer a una persona". Sin duda alguna, jamás podrás librarte de las rutinas pero estamos seguros de que ahora que conoces un poco más de los complejos procesos de la vida, comprenderás que no es malo tener una rutina, sino estar dentro de una y no sacar nada de ello.
PD: Queridos lectores, si después de ésta pequeña opinión aún consideran que la llama del amor se sigue apagando, ¡hagan algo! No esperen hasta que sea demasiado tarde. La comunicación es la madre de toda las soluciones.