Diálogos en pareja: navidad en familia
Aún no ha terminado el mes de noviembre y algunas familias mexicanas ya están comenzando con los preparativos de la cena familiar navideña. Sí, algo adelantado pero a veces es necesario, en especial si vas a cocinar grandes cantidades y tuviste la idea de invitar hasta ese primo escondido que apenas conociste apenas hace un año.
Esta época tiene múltiples efectos en cada uno de nosotros: cuando vamos de compras, si no estás preparado mentalmente para los posibles infortunios sale desde el fondo de tu ser aquel ente oscuro encargado del caos y la desesperación ¿o es que acaso no has tenido que buscar un juguete especifico que pareciera haber desaparecido de la faz de la tierra?
Por otro lado, surgen las más sinceras expresiones de solidaridad y amor pues por un instante olvidas aquellas madrugadas de karaoke mal logrado que el vecino realizó durante el resto del año y permites que las posadas continúen incluso media hora más de lo habitual.
Ni que decir de ese sentimiento de pertenencia que surge durante la cena de navidad, los niños juegan, los adultos conversan y, por lo menos en muchas partes de México, las mujeres se dedican a servir una infinidad de riquísimos platillos.
Para las nuevas parejas esta época se convierte en una experiencia que pone en juegos todos y cada una de las habilidades de organización y administración que cada uno posea. Todo comienza con una sencilla pregunta ¿Qué haremos en navidad?
Según la tradición de cada familia las personas en una relación, de acuerdo a sus posibilidades y obligaciones, optan por algunas de las siguientes opciones: hacer una pequeña visita a las dos partes de la familia, el tradicional “este año aquí, el próximo allá”, y por último están aquellas nuevas parejas que deciden celebrar en casa.
Dos viajes en una noche
Digamos que en el mejor de los casos las familias viven en la misma ciudad y cuentan con un medio de transporte que les permite realizar la visita, lo siguiente sería decidir cuál casa visitarían primero y estar conscientes de que se trata de visitas limitadas: a cierta hora debes partir para cumplir con el otro compromiso, no podrás comer demasiado para disfrutar de la segunda cena, puede que se ponga lo bueno cuando estés a punto de salir, doble intercambio de regalos, etc.
Definitivamente es una prueba para toda relación, pero si logras encontrar un punto medio disfrutarás de momentos increíbles en compañía de tus seres amados.
“Este año en casa de…”
Definitivamente es una de las opciones elegidas por excelencia, la mayoría considera que ésta situación representa menos problemas a la hora de transportarse, mucho menos cantidad de regalos por esconder y mucho más tiempo de calidad con la familia, o al menos una parte de ella pero no todo está perdido, pues gracias a las nuevas tecnologías uno puede realizar una videollamada y desearse una excelente navidad minutos antes de sentarse a compartir los deliciosos alimentos con todos aquellos que se encuentran lejos.
Navidad en casa
Aunque no lo crean llega un momento en la vida de todo individuo en que celebrar la navidad se convierte en una responsabilidad: si no adornas, cocinas y preparas por tu cuenta no hay espíritu navideño en tu hogar y para muchas parejas esto se convierte en toda una experiencia pues dejan atrás todo aquello que venían viviendo en casa de los padres y pasan a ser los anfitriones de la cena, es justo cuando comienzan a formar sus propias tradiciones.
Como se darán cuenta existe una gran variedad de celebraciones navideñas y cada una de ellas tiene sus pro y contra, la mayoría trata de manera especial de incentivar la convivencia familiar y no el consumo materialista, pero no podemos quedarnos solo en ello mencionar sobre el consumo y cada uno de sus aspectos sería nublar el pensamiento de usted como lector con la imposición de una ideología completamente subjetiva sobre la navidad y sus múltiples experiencias del pasado, presente o futuro.
Lo cierto es que como personas, y en especial como parejas, debemos encontrar un equilibrio que funcione para cada parte de la familia pues encontrarse en un compromiso, noviazgo o matrimonio no significa emanciparse de todo aquello que nos compete como hijos, padres, tíos, abuelos, etc.