El perro de Perry
El primer viaje que hice a Estados Unidos acompañado de mis amigos Miguel Gómez Lázzeri y Carlos Göel Rosales, en 1957 (ca), fue a la par hermoso y traumático. Esto segundo, lo traumático, se debió a que al tratar de abordar un autobús en San Antonio, Texas, cerca del Álamo, nos impactó el letrero a la entrada del camión de pasajeros que decía: "No dogs, No negroes, No mexicans". Así de duro, así de absurdo, así de cruel en la tierra tejana misma que nos había sido despojada en el Siglo XIX. Había que esperar otro camión y, desde luego, había que esperar otra época; en aquella podíamos entrar a la tienda de Joe Brand a comprar, pero en la taxonomía social estábamos debajo de los perros y de los afroamericanos.
Pasaron muchos años hasta que el 27 de junio de 2010 vi una nota de Associated Press firmada por el confiable periodista Jim Vertuno que decía cosas increíbles acerca del gobernador de Texas Richard Perry alias Rick y que transcribía una frase, o varias, muy desafortunadas, nauseabundas, pero reveladoras de este político republicano. La primera: no se meta con mi perro o le puedo meter un balazo sobre todo si es usted Coyote. Se refería al perro Labrador Retriever de su hija que lo acompaña cuando sale a trotar para hacer ejercicio ¡acompañado de una pistola Lugger o Ruger calibre 380 con rayo láser!
No concibo que un hombre que sale a correr en Austin, la capital de Texas, en un área exclusiva y cercada del suroeste de esa capital fuera tan loco como para andar matando a los pobres coyotes a balazos de una pistola con láser (Los CanisLatrans son especie amenazada por lo urbano). Una mañana, dice Perry, andaba corriendo cuando algo captó mi atención y era un Coyote que se me quedó viendo, me sentí en peligro saqué mi pistola con láser y lo maté: "I sentit to where coyotes go".
No sufrió demasiado el coyote, consolaba el atávico Perry al periodista y también le argumentó jurídicamente que la ley del estado de Texas permite matar coyotes que amenazan al ganado o a los animales domésticos y "el perro estaba desarmado", dijo Perry con una sonrisa diabólica que le imagino claramente. Por increíble que parezca, según la funcionaria del Departamento de Seguridad Pública Tela Mange, Perry no fue llamado a declarar a pesar de andar disparando el pistolón láser en plena calle pública de Austin, Texas. Insisto, esto no fue en la época de las carretas ni de Billy the kid, esto fue apenas hace cuatro años cuando dejó al coyote tirado en la calle desangrándose.
Lo convertí en tapete o en abono para plantas dijo Perry, textualmente: "becamemulch" consigna el reportero. ¿El perro de Perry valía más que el coyote? ¿Sabrá el pobre Perry lo que es el CITES? (Convención sobre el comercio Internacional de especies silvestres amenazadas (Conventionon International Trade in Endangered Species). ¿Está permitido andar cazando Coyotes o lo que sea en las calles de Austin? ¿Está permitido andar disparando balazos en las calles de Austin? ¿Está permitido andar portando armas de calibre 380 en las calles de Austin? ¿Un hombre que realmente ama a los perros, es capaz de masacrar un coyote indefenso a sangre fría?
Es obvio que el perro de Perry es privilegiado. Pero también es obvio que el perro de Perry tiene un dueño mentiroso y cruel. Nos queda claro que un hombre no sale a trotar o a hacer jogging con una pistola Ruger con rayo láser de ese calibre 380 y mucho menos, como en el caso de James Richard Perry si sale a correr con guaruras como todo mundo lo ve y lo sabe y en especial Smith y todos sus vecinos en la casa que renta de diez mil dólares mensuales pagada por el erario.
Su cara llena de arrugas y su teñido cabello, no engañan a nadie, está fuera de control y por eso no extraña lo que hace y lo que dice. El anciano Perry anda mal. Lo podemos entender, pero no justificar.
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Ramón Ojeda-Mestre
Guadalquivir 94
Col. Cuauhtémoc