La semana santa
¡Ah! La Semana Santa....Hoy no acostumbro acudir a las celebraciones religiosas, de niña fue parte de lo que se consideraba obligación naturalita, se asistía a los oficios religiosos con devoción y con la absoluta convicción de que de no hacerlo incurríamos en grave pecado. Recuerdo que mi devota mamá me saturaba de pescado, ceviche, almejas y hasta caguama durante una semana, pensar en comer carne de res era irreverente, comíamos "pan bendito", capirotada y como dije, el pescado hasta en dulce, se armaba gran remolino en la celebración del "Domingo de Ramos", nos aventábamos las "7 Palabras" del Padre Luis sin cara de cansancio, acudíamos a ver el "Lavatorio de los pies" que se hacía en Catedral a los chiquillos que representaban a los apóstoles (gran honor por cierto), no se diga el oficio principal de Viernes Santo, el Vía Crucis eteeerno en Catedral, las misas que chistosamente se rezaban en latín y nosotros aprendíamos de oídas las respuestas a los rezos aunque sin entender nada. También me queda claro el recuerdo de que asistíamos a la Iglesia con la cabeza cubierta, los hombros también, no se usaba ir en pantalón y aparte se guardaba una conducta ad hoc con el luto religioso de las celebración de la Pasión y Muerte de Jesús... todo por conseguir el puñado de boletitos que después canjeábamos en las kermeses o usábamos para entrar al cinito de la Iglesia los sábados después del catecismo pero aparte, fuimos una generación sanota quizás de las últimas que se criaron inculcándonos religiosidad y miedo al chamuco.
Este Viernes Santo llevé a mi mamá a cumplir con sus obligaciones cristianas, ahora que soy poco afecta a ir a la Iglesia no pude evitar mis recuerdos y por supuesto hacer comparaciones cuando percibes cómo hemos cambiado en nuestra ya no tan pequeña sociedad porteña. Por supuesto que mucha gente acude con la fe por delante, hermosa y respetable actitud que ojalá muchos más tuviésemos, sin embargo no nos queda más que aceptar que nos hemos vuelto apáticos y que cada día estamos más lejanos a estas cosas. Al final de la ceremonia el padre cándidamente invitó a los creyentes a sumarse a una peregrinación de ¡¡dos cuadras!! Y pues claro que, salvo unos cuantos, casi nadie se quiso asolear, claro, tampoco yo, para eso está "El Tecolote" o "Balandra" ahí sí que había una verdadera muchedumbre celebrando la Semana Mayor a otro estilo, nada parecido a las peregrinaciones "de antes" que nos chutábamos desde la Catedral hasta el Santuario de Guadalupe, no solamente a pie, sino que cantando a todo pulmón, a veces ataviados de pastorcitos, angelitos o inditos y por si fuera poco unos elegidos cargando las imágenes de los santos ¡en hombros!.... ¡vaya cosa!
La Paz de antaño se distinguió por su tradicionalismo que hoy recordamos hasta con nostalgia, un puerto donde las direcciones eran "al lado de doña Fulanita”...o a la vuelta de don Perenganito... dormíamos con las puertas abiertas por "la calor" y las llaves del coche se quedaban puestas (pa´ no perderlas).. Los fallecimientos tanto como los nacimientos eran acontecimientos; al muertito se le llevaba a los Sanjuanes a pie y se lloraba con singular arrebato, los nacimientos se celebraban con dejar correr el chisme y la obligada fiesta del bautizo; nuestras costumbres han cambiado en extremo, aquí aplico eso que se dice... "tiempos pasados fueron mejores" ¿será? pero igual, me gustaba más La Paz de antaño, la que me vio crecer comiendo raspados de Don Porfirio cuando iba a rentar cuentitos a su puesto, haciendo cola para comprar empanadas de queso y quequitos en la bajadita del cine California y comiendo donas rosadas a la salida de la secundaria, escuchando la inolvidable radionovela "Una rosa en el pantano" y por supuesto a "Kalimán".
Cuando hago un pálido recuento de lo que fuimos como provincia inocentona y tranquila estoy segura que debí de haberle hecho más caso al Padre Luis... "pórtete" bien chamaca, vaya a la misa si no quieres que el diablo te lleve... y a rezar las penitencias de a fuercitas... tres padre nuestros y tres ave marías, aunque se me hace que yo ya califico para el rosario completito o recorrer el atrio de rodillas.