Sonreír
Me nombró, podría haber dicho otro nombre pero sus labios entonaron lentamente cada movimiento, transportando su voz hasta llegar a mí. Su sonido fue firme, lejano y doloroso. Se despedía de mí, con una sonrisa a medias, con el corazón quebrado y una promesa.
“vas a volver a ser feliz…”
¡Tonterías! ¿Cómo podría ser feliz si te alejas de mi lado? ¿Acaso un lirio puede disfrutar de vivir en el desierto? Te alejas para que yo sea feliz pero te llevas los mejores momentos que he podido sentir.
Te llevas la luz que hay en mí, dejándome en una oscuridad a medias en la que naufrago esquivando sombras grises de rostros familiares con sonrisas frías y palabras poco audibles. El sufrimiento y el dolor que embriagan mis noches obligándome a no dormir, solo tu voz me haría soñar.
Son noches o días, horas interminables en las que mi corazón herido no puede dejarte ir y fácilmente me dejo arrastrar entre las tumbas de tu recuerdo y me recuerda tu forma de reír, tus palabras, tu mirar. ¡No te alejes de mí! Grito ahogado por esa sonrisa que te dedico al marchar.
¿Cómo podré seguir? Mi alma se va a tu lado, lejos…tan lejos que no sé siquiera si vivo o finjo vivir.