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Hartazgo

Escrito por Amaya en Lunes, 29 Agosto 2016. Publicado en Anécdota, Literatura

jaula

 

Paso interminables horas atrapado en cuerpo que lo único para lo que vive es trabajar, mientras que mi espíritu espera el momento indicado para tomar el control y disfrutar, ya está domesticado y sabe que entre las 8 y las 6 de la tarde pertenece al proletariado. Puede hacer lo que quiera…siempre y cuando me deje comer y dormir.

Son pocos los momentos en los que toma el control para sacarme de un mundo aburrido: al cantar, leer o reír, porque siempre estoy "ocupado" buscando cosas que jamás podré conseguir, mientras que pierdo lo más valioso que jamás podrás recuperar: vida y tiempo.

Tiempo que me podría llevar a lugares imaginados, con personas inesperadas, y vida que me haría disfrutar de lo que me rodea, en cambio encuentro un trabajo, tengo un salario, una casa y algunas cosas…

Y solo hasta ahora me encuentro pensando en todos esos momentos en que dije "estoy cansado" cuando en realidad mi alma quería decir "estoy fastidiado" de no hacer lo que quiero, de seguir en lo que no deseo y de atarme a eso que definitivamente no tolero.

¿Qué estoy haciendo? Cuándo lo único a lo que me dedico es a "esto y el otro"…"lo de siempre"…lo común…pero no lo que quiero.  

¿En qué momento podré dejar este lugar y ser libre? Miro el reloj y siento los grilletes de un contrato blanco que me asfixia lentamente hasta la hora oficial de salida, con un anhelado deseo de mi día de "descanso".

Harto de todo, cansado de nada y con una sed de amargo café; regreso a mi lugar de trabajo con la taza vacía y un hueco insaciable. No tengo inspiración, todo porqué alguien olvidó comprar el café, en lunes y sin café… ya deseo salir. 

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