Reflexiones de mañana
Imagen: Thomas Skirde
He sentido la primera brisa de la mañana mientras espero el colectivo que me llevará a mi destino, las primeras impresiones de esta última semana han sido del todo abrumadoras: un frío pasajero y una lluvia inesperada.
Al subir pude notar los rostros de cansados trabajadores que se dirigen a su destino, rostros faltos de alma, o bien, dormidos en la ilusión de estar viviendo “bien”. Fue la música en mis oídos y el anuncio de mi parada la que me hizo salir de aquellas divagaciones; baje del vehículo faltando 10 minutos a la hora de entrada, siempre diez, siempre.
Me senté en la entrada al establecimiento, mirando con desgana “lo más reciente” dentro de mi red social quién hace qué y cuándo, yo me pregunto ¿Para qué hacerlo? si uno se pone a reflexionar sobre las posibles insinuaciones de dichos estados terminará involucrándose en la ecuación de un terrible suceso.
Ahora es más fácil darnos cuenta de qué tan superficiales nos hemos vuelto o complejos, porqué mientras exista alguien que escriba en los muros, existirá alguien que lea y se pregunte ¿Qué quiso decir?
La hora en punto, apago la diminuta pantalla del celular, esa que me separa de la realidad para adentrarme a lo que acontece en otros lugares; me dirijo a la entrada, una vez más es tiempo de ganarse el salario que nada paga pero que cuesta mucho.
