Regresiones
He perdido la cuenta de las veces que te pensé en este lugar, estoy segura que es un número tan cercano a las veces que la arena acarició este mar, realmente intento recordar cuántos fueron los momentos que vi al sol agonizar y aquí sigo, te espero.
Con frecuencia pienso en aquellos días en los que tus palabras se convertían en mi aliento, ¡Oh, qué dicha sentía! Cuando nuestros labios susurraban palabras de amor renuentes a separarnos, soldaduras de pasión que nos mantenían unidos. Hoy tú recuerdo, tu piel y tus labios se vuelve mi tormento, aquellos momentos son sombras de fuego dentro de un mundo helado, ya no puedo respirar.
Camino como ausente esperando algún encuentro furtivo o un tipo de indicio profético que te lleve a mí. Este cuerpo se vuelve liviano cuando pienso en ti, es fácil para mí caminar con ojos cerrados mientras pienso en ti, te visualizo a lo lejos con ese caminar tuyo tan característico y vuelvo a sonreír. Es tu aroma, el timbre de tu voz, tus manos, quizá todo y cada cosa de ti lo que te convirtió amo y señor de mis desvelos.
Me siento al filo de la arena mientras sigue en agonía el sol, he olvidado que se sentía vivir. Cualquier cosa antes de ti es un misterio. No recuerdo cómo era reír, dormir o soñar. Lo único que encuentro al recordar son extrañas memorias que alguna vez viví ajenas y latentes, devoradas por un marco de oscuridad, sin sabor y caos. ¿Acaso ya no puedo sentir algo diferente?
Alzo la mirada y alcanzo a ver como una ola va barriendo las huellas que he dejado y las que pretendía seguir, eres mi ola personal. Momentáneo, implacable, salado. Formas parte de algo que jamás podré explorar.
Mi luz ha muerto después de una lenta agonía, jamás volverás, hoy se convierte en una cita nunca llegará, en compañía de un mar que solo me hace pensar en inmensurables regresiones que fragmentan mi frágil alma.